Aung San Suu Kyi, la lucha de una "Dama" por la que bien vale celebrar
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer ha sido seriamente criticada por hombres e incluso mujeres alrededor del mundo por considerar que no debería establecerse un día específico para uno de los géneros de la especie humana, porque siendo así ¿dónde quedan los varones? Las interrogantes son válidas y surgen de manera natural ¿nos celebran por ser distintas? ¿Es este día como una aspirina ante un verdadero problema de desigualdad?
No he sido nunca "fan" de celebrar el 8 de marzo, sin embargo he de confesar que hace unos años mi percepción del Día Internacional de la Mujer cambió radicalmente, precisamente gracias a una mujer birmana de nombre Aung San Suu Kyi.
En un viaje que realicé a Washington en 2006, mientras esperaba en el hotel a que el resto de mis compañeros bajaran para iniciar el tour del día, me topé con el encabezado del periódico The Washington Post en el que se leía que Aung San Suu Kyi, había sido galardonada con uno de los Four Freedoms Awards del Instituto Roosevelt de Nueva York, en la parte superior de la nota periodística podía verse la fotografía de una mujer madura, de rasgos orientales, vestida con lo que después supe, era el típico "longui" birmano y una flor en el cabello. No tenía ni la más remota idea de lo que implicaba ganar ese premio, sin embargo líneas más abajo leí también que en 1991 ella había ganado el Premio Nobel de la Paz, y ahí sí despertó mi interés, ¿qué había hecho esa mujer de nombre casi impronunciable para ganar un reconocimiento tan importante? Guardé la hoja del periódico (que aún conservo) y pensé en leer el artículo completo más tarde.
Ya por la noche, cómodamente instalada en el cuarto de mi habitación después de conocer las afueras de la Casa Blanca y el Capitolio, saqué de mi bolsa la parte del Washington Postque había tomado prestada de la recepción del hotel y comencé a leer la extraordinaria historia de una mujer que aún sigue maravillándome.
Aung San Suu Kyi (su nombre, como es común en otros birmanos, no tiene apellido y se compone por el nombre de su padre, su madre y su abuela materna), nació en Rangún, Birmania el 19 de junio de 1945. Fue hija de Aung San, político destacado y uno de los padres de la independencia birmana quien fuera asesinado en 1947 por nacionalistas radicales. Su madre Daw Khin Kyi, ejerció la carrera diplomática y en 1960 ocupó la Embajada de Birmania en la India por lo que Suu Kyi abandonó su país a los 15 años.
En los años 60, se mudó a la ciudad británica de Oxford para estudiar Filosofía, Economía y Política, valga decir que nunca fue una alumna brillante e inclusive llegaron a rechazar su tesis doctoral. Más que sus estudios, lo que marcaría su paso por Oxford fue conocer al que se convertiría en su marido, Michael Aris, con el que años más tarde tendría dos hijos: Alexander y Kim.
Suu Kyi regresó a Birmania (ahora Myanmar) en 1988 para cuidar a su madre quien ya se encontraba gravemente enferma. Su país vivía aquel año una revuelta popular, después de 26 años de dictadura socialista bajo el general Ne Win que provocó la muerte de más de 3,000 manifestantes. Fue en ese año que Suu Kyi fundó el Partido denominado Liga Nacional por la Democracia, para pugnar por la libertad que debían tener los ciudadanos en la instauración de un nuevo régimen democrático que garantizara que no habría más gobiernos castrenses ni represores. Sin embargo un nuevo golpe de estado en Septiembre de 1988 puso en peligro la seguridad de Suu Kyi quien ya era vista por el pueblo de Myanmar como un ícono de la lucha por la libertad y la democracia.
Una ferviente defensora del pacifismo de Ghandi y budista devota, Suu Kyi se convirtió en lapiedrita en el zapato de la cúpula militar. Tanto fue el impacto de su lucha que el general Than Swe, jefe de la Junta Militar y verdadero hombre fuerte del régimen represor, prohibió que pronunciaran el nombre de la opositora en su presencia y se refería a ella como la "Dama", una palabra seguramente usada con desprecio y odio, aunque para mi, nunca mejor utilizada para llamar a una mujer cuya fragilidad se extiende solo a su aspecto físico ya que ha resistido 20 años de férrea dictadura militar, lo que le ha supuesto el paso por la cárcel, haber tenido que saber de la muerte de su marido sin poderse despedir de él, no ver a sus hijos en 10 años y cumplir incontables órdenes de arresto domiciliario.
Su valentía ha sido palpable en todo momento, en 1989 por ejemplo, se abrió paso entre un pelotón de soldados, quienes no se atrevieron a disparar contra la hija del héroe de la independencia británica, Aung San. Pero unas horas más tarde del incidente, sufrió su primer arresto domiciliario que le impediría participar en las elecciones de 1990, en las que ganó su partido, la Liga Nacional por la Democracia.
"No es el poder lo que corrompe, sino el miedo. El miedo a perder el poder" es una de las frases célebres de Suu Kyi, son las palabras de una mujer fuerte hasta el extremo, que ha sabido ser un símbolo viviente de la lucha por la igualdad y la democracia, sin importarle que haya pasado 15 de los últimos 22 años de su vida detenida o en arresto domiciliario, sin tener permitido ni el uso del teléfono ni del internet y con visitas supervisadas, todo esto sin haber hecho nada más que alzar la voz para lograr un mundo mejor. Su lucha ha ido más allá de si misma. Su vida, su voluntad han sido una ofrenda de paz, por eso su merecido galardón en 1991 (y muchos otros durante su vida).
Pero fue la frase utilizada en el discurso de la "Dama", leído en su ausencia en la ceremonia de aceptación del Nobel de la Paz de 1991, por su hijo Alexander, y reproducido en su totalidad en el Washington Post que leí aquella noche en mi cuarto de hotel, "Utilizad vuestra libertad para promocionar la nuestra", lo que cambió mi percepción sobre la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Mujeres como Suu Kyi merecen ser celebradas todos los días por el mundo entero, porque sus historias nos recuerdan que aunque nuestros sistemas políticos han dado pasos lentos pero claros hacia la libertad y la no discriminación, hay lugares como Myanmar en la antigua Birmania, donde una mujer es obligada a ver volar sus ideas recluida en una prisión, acompañada solo por sus ideales en el espacio que le sirve de confinamiento.
Es cierto, todos los días deberíamos celebrar el valor y el coraje de mujeres que se atreven a cambiar su entorno, pero cada año hay un día en especial que tal vez, haga resonar más fuerte la voz de miles de mujeres que claman equidad de oportunidades y respeto a sus libertades políticas, sexuales, religiosas. Ese día es el 8 de marzo, celebremos como verdaderas "Damas" el Día Internacional de la Mujer.
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