El racismo: La ofensa a la dignidad humana.


Aquella tarde Rosa Parks se sentó en los asientos que podían ocupar los negros si no eran requeridos por ningún blanco. De pronto subieron personas blancas, por lo que el conductor exigió a cuatro pasajeros negros que cedieran su asiento cuando se llenó. Ella se negó y con su firme negativa comenzó el golpe definitivo a la segregación racial en EUA.
 
 
"El odio a las razas no forma parte la naturaleza humana; más bien es el abandono de la naturaleza humana."

Orson Welles.

A pesar del progreso registrado en nuestra sociedad, el racismo sigue siendo una amenaza siempre presente para muchas personas en todo el mundo. Es un flagelo que atenta contra la dignidad inherente de los individuos y las comunidades,  y es una grave violación de los derechos humanos.

Los gobiernos y los organismos internacionales llevan a cabo acciones para erradicar las prácticas de discriminación y generar instrumentos jurídicos que permitan terminar con esa condición que tanto lacera a la humanidad, sin embargo esa lucha institucional debe estar acompañada de una tarea que nos atañe a todos: combatir la discriminación cotidiana, la que se da en nuestro entorno, la que nosotros mismos generamos o podemos evitar, esa labor nos obliga a tomar medidas decididas para luchar contra las prácticas discriminatorias habituales en nuestra sociedad.

Todos somos conscientes de que muchas de las mayores atrocidades del hombre han tenido una motivación racial, pero con frecuencia se olvida el sufrimiento colectivo provocado por el racismo cotidiano.

Desde los insultos en la escuela, hasta las decisiones sobre contratación o despido en el lugar de trabajo, desde las palabras que utilizamos para referirnos a los otros, las ofensas en el estadio a jugadores de color, hasta la discriminación en los nombramientos para cargos públicos, el trato injusto de los grupos raciales o étnicos no sólo se da en nuestras sociedades, sino que a menudo lo observamos y no hacemos nada al respecto. Es innegable que existen aún conductas o acciones de intolerancia que generan discriminación en nuestro entorno, pero que nadie lo cuestione no tiene justificación.

No debemos tolerar la discriminación como algo habitual. La intolerancia se enseña y puede aprenderse, la tarea de educar debe comenzar en el hogar donde, después de todo, muchas de las actitudes racistas tienen su origen, continuar en la escuela y formar parte de las políticas públicas que se llevan a cabo.

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, fecha establecida por la ONU para fomentar en los gobiernos y las sociedades la conciencia sobre este tema que tanto lastima y que debe ponernos a actuar de forma contundente.
El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial debe recordarnos nuestra responsabilidad colectiva de promover y proteger los ideales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo primer artículo afirma que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».
La tolerancia, el diálogo intercultural y el respeto a la diversidad son más indispensables que nunca en un mundo en que los personas se interrelacionan de manera cada vez más estrecha, y en Guanajuato nuestras acciones deben encaminarse a que esos valores sigan vigentes en nuestra entidad. Desde este Congreso trabajamos en leyes que propicien la erradicación de toda forma de discriminación porque es un tema que nos interesa a todos.

Un país, y un estado de igualdad y de justicia no solo son posibles sino necesarios, que sirva esta fecha para que todos nos sintamos inspirados por el principio fundamental, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la igualdad de todos los seres humanos, reiteremos nuestro compromiso de poner fin a la discriminación racial y de hacer realidad un mundo en el que todos vivamos mejor.
 
Ese es hoy nuestro deber de hacer.

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