El voto nulo [Mejorar el país quedándonos sentados]
Estamos a 11 días de que arranque la jornada electoral en México, una jornada que ha estado marcada por las descalificaciones, las encuestas y las manifestaciones públicas de una sociedad cada vez más inconforme con su entorno.
El México de los años de hegemonía nos dejó un legado de frustración, apatía y corrupción, y 12 años de un nuevo gobierno alentaron la esperanza, casi heroica, de que nuestro futuro iba a cambiar como por arte de magia. Para muchos ni el PRI, ni el PAN y mucho menos la izquierda apócrifa que representa el PRD son opciones de gobierno para un México que está harto de su historia.
La incapacidad de lograr acuerdos en la máxima tribuna del país que resultan necesarios para avanzar en temas estratégicos, la creciente ola de violencia, los nexos de corrupción entre algunos políticos y el crimen organizado, la poca objetividad de los medios informativos que se han dado a la tarea de mantener a los ciudadanos en un letargo que ofende, guiados por sus propios intereses económicos y muchos otros factores, son el abono perfecto para que hoy, a poco más de una semana de las elecciones, haya voces que se pronuncien a favor de la anulación del voto, o lo que es lo mismo, se rehusan a acudir a las urnas el domingo 1 de julio.
Milito en un partido político, soy lo que pudieran llamar el "voto duro" del partido en el poder, sin embargo también soy una mexicana responsable, que razona el sentido de su voto y que respeta por sobre todas las cosas la libertad de cada uno, para elegir lo que considere como la mejor opción. Creo en la democracia y respeto las instituciones tanto como las opiniones de los que piensan distinto, pero en lo que no puedo estar de acuerdo es en ser cómplices del autoengaño que representa el llamado "voto blanco".
Votar es la herramienta más útil que tenemos hasta ahora, para evaluar las acciones de gobierno, para premiar o castigar a los gobernantes y a sus partidos. Es el poder en nuestras manos y lo que hagamos con ese poder, marcará el rumbo a seguir los próximos años. Son muchas las reformas que nuestro sistema político-electoral necesita, pero no encuentro un argumento lógico que me haga preferir la simulación de acudir a votar por encima de la participación que significa haber analizado las propuestas para sufragar el día de la jornada.
Un comentario es recurrente en quienes defienden la postura del "voto blanco" y es que si ninguno de los candidatos ni partidos los representan, ni les convencen, ¿por qué han de regalarle el voto al menos malo de todos?. Cierto es que la clase política hoy día, no es sinónimo de verdadera representación popular, pero al anular el voto pensando que no elegimos a nadie, en realidad estamos favoreciendo al candidato puntero, al que más votos duros tenga, porque esos votos sí saldrán a las casillas a elegir y serán mayoría al final del día. En Argentina, por ejemplo en 1963, en la época de la proscripción del peronismo, los peronistas decidieron votar en blanco en señal de protesta. ¿El resultado? Arturo Illia, fue electo gobernante con apenas el 25% de los sufragios. El abstencionismo y los votos nulos no solo benefician irresponsablemente a alguno de los candidatos, sino que ponen en serio riesgo la legitimidad de los gobernantes electos, sobre todo en democracias incipientes como la nuestra. El juego se llama democracia y se gana por mayoría simple, nos guste o no.
El sistema político actual de nuestro país, no nos permite diferenciar entre un voto nulo accidental y uno intencional como sí lo hacen Colombia o el Estado de Nevada en EUA, cuyas boletas electorales contemplan la opción de "voto en blanco" o su equivalente "ninguno de los candidatos o partidos anteriores". De esta forma se le da validez jurídica a la acción de anular el voto, ya que los candidatos registrados deberán superar el porcentaje de votación que obtenga el recuadro "en blanco", so pena de repetir la elección si no logran la mayoría. Abran los ojos, en México eso no ocurrirá porque la legislación vigente no contempla esa figura, voto nulo=nulidad jurídica.
Como ciudadanos, hay que convertir nuestra indignación en acción. El voto nulo no anula elecciones, por lo menos no en nuestro país.
El voto es nuestra voz, así de sencillo. Ir a votar y anular nuestro voto es tanto como pararte en una tribuna y no pronunciar palabra. ¿Qué quieres decir con tu voto? Di lo que quieras, pero di algo. El voto nulo es la señal inconfundible de un pueblo que se nulifica por decisión propia.
¡Debemos hacer algo!
A manera de conclusión, me gustaría compartir con ustedes una pequeño relato llamado "la tortuga en el poste" que me parece puede aplicar al caso que nos ocupa:
Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso.
Se sienta en un banco… al lado hay un señor de más edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los diputados, senadores y similares.
- “¿Sabe? – Los legisladores y demás gobernantes son como la tortuga en un poste".
El señor le dice al joven.
Después de un breve lapso, el joven responde:
- “No comprendo bien la analogía… ¿Qué significa éso, señor?”
- “No comprendo bien la analogía… ¿Qué significa éso, señor?”
Entonces, el señor le explica:
- “Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio, ¿Qué se te ocurre?”
- “Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio, ¿Qué se te ocurre?”
Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:
- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.
- Segundo: No podrás creer que esté ahí.
- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido solita ahí
- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.
- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.
- Segundo: No podrás creer que esté ahí.
- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido solita ahí
- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.
- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.
“Entonces lo único sensato sería ayudarla a bajar.”
El voto no es mío.
ResponderEliminarNo es para un color.
Tampoco para un candidato.
EL VOTO es para el futuro de mis hijos.
Ellos vivirán la consecuencia de mi decisión y de la suma de decisiones de cientos, miles, millones de personas que votan con fervor, pero con un fervor lleno de fanatismo y desinformación en muchas ocasiones.
¿Qué puedo hacer?. Votar yo, invitarte a tí a votar, invitar juntos a votar a ellos. La realidad es que el tiempo de informarse ya se agota, ahora sólo resta el tiempo de persuadir la participación de todos.
YO VOY A VOTAR, eso es algo que quiero enseñarle a mis hijos... Lo haré por cierto en compañía de ellos.
Éxito en la iniciativa.
Gerardo, no podría estar más de acuerdo con tu comentario, yo también votaré por mi y por las próximas generaciones, porque aunque yo no soy mamá, planeo serlo y quiero enseñarles como tú, ese valor cívico de participar y ser factor de cambio. ¡A seguir moviendo corazones y sobre todo razones para elegir mejor este 1 de julio!
ResponderEliminarGracias además por ser el primero en comentar en este, mi nuevo proyecto.